El lunes 26 de julio de 2010 dos comandos en puntos distintos secuestraron a tres periodistas luego de cubrir un motín en la hoy extinta prisión estatal de Gómez Palacio, Durango. A 10 años de distancia, un ejercicio de memoria testimonial nos permite situar la perspectiva histórica de este incidente que tuvo repercusiones para el trabajo de la prensa en condiciones de máximo riesgo a nivel internacional.